viernes, 14 de agosto de 2009

San Maximiliano Kolbe


Hoy 14 de agosto, recordamos a San Maximiliano Maria Kolbe, significativamente en la vigilia de la Fiesta de la Asunción de la Virgen Maria, aniversario de su muerte, “sacrificio de amor, que dió su vida en el campo de concentración de Auschwitz, ofreciéndose por otro prisionero al que no conocía, un padre de familia!” (¡Levantaos, Vamos!)
Kolbe, un santo que “como pocos, había sido penetrado por el misterio de la divina elección de María. Su corazón y su pensamiento se concentraron de forma particular en torno al «nuevo comienzo», que fue en la historia de la humanidad –por obra del Redentor– la Inmaculada Concepción de la Madre de su encarnación terrena. «El significado de Madre –escribía– lo sabemos, pero el de Madre de Dios no lo podemos comprender con la inteligencia, con la mente limitada. Sólo Dios mismo comprende perfectamente qué significa “Inmaculada”... La Inmaculada Concepción está llena de misterios consoladores» (M. Kolbe, Carta del 12 de abril de 1933).

Maximiliano Kolbe penetró en este misterio de forma particularmente profunda, particularmente sintética: no de forma abstracta, sino a través del vivo contexto de Dios-Trinidad, Dios que es el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, y a través del vivo contexto de los designios salvíficos de Dios para el mundo. Escuchemos de nuevo sus palabras: «Busquemos cada vez más, cada día más, acercarnos a la Inmaculada; de este modo nos acercaremos cada vez más al Sacratísimo Corazón de Jesús, a Dios Padre, a toda la Santísima Trinidad, porque ninguna criatura está tan cercana a Dios como la Inmaculada. Así acercaremos también todos los que nos son cercanos en el corazón a la Inmaculada y al buen Dios» (M. Kolbe, Carta desde Nagasaki, 6 de abril de 1934). (de la homilia de Juan Pablo II en Niepokalanów, la Ciudad de la Inmaculada, complejo fundado por el P. Kolbe en 1927, Niepokalanów ese lugar donde, en continua obediencia al Espíritu de verdad, a ejemplo de la Inmaculada, el hombre se iba formando día a día, de manera que el Santo superase al hombre no sólo en función de la vida y del apostolado, sino también en función de una muerte de mártir «por el hermano»”.Maximiliano Maria Kolbe fue beatificado por el Santo Padre Pablo VI el 17 de octubre de 1971 y proclamado santo y mártir el 10 de octubre de 1982 por Juan Pablo II.

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